
Pregunta 1:
“¿Cómo construir la identidad a partir de las localizaciones de la subalternidad sin elaborar el sentido de la diferencia, y en ausencia de los parámetros de culturas homogéneas o nacionales?” (Rodríguez 1998: 8)
Esta pregunta está en el centro del debate de subalternidad porque quiere explorar las posibilidades de representación del subalternidad sin pierde la identidad del subalterno pero también sin magnificar las diferencias entre el subalterno y la cultura dominante. Rodríguez intenta de responder a esta pregunta con las teorías de Brathwaite sobre las diferente proposiciones del ser las tipas diferentes de las sociedades. Aunque esta teoría es útil, no es una solución al problema. Creo que las culturas subalternas pueden construir una propia identidad sin usar los parámetros de culturas homogéneas. Estoy pensando en, por ejemplo, latinos en los EEUU quien tiene su propia identidad, pero esta identidad existe afuera de la cultura dominante. Hay muchas autores/intelectuales/representantes cubanoamericanos, mexicanoamericanos y otros quien usa formas variadas (televisión, arte de actuación, libros, revistas, etc.) para comunicar su mensaje. Por ejemplo, Coco Fusco, una artista cubanamericana, actúa su arte en todos los países de los américas para romper el esteriotipo del subalterno. A ella no le importa si los gobiernos de los países o la cultura dominante no les gustan su mensaje porque el punto es que ella tiene un mensaje para el mundo, y ha comunicado este mensaje en su propia manera.
Pregunta 2:
“¿Cuál es el escenario, entonces, en el que se debate hoy lo latinoamericano?” (Richard 1998: 3)
Esta es la última pregunta de estudios latinoamericanos. Sabemos que hay un debate sobre “latinoamericanismo” y sabemos que necesitamos solucionar el problema de la representación, pero ¿dónde? Richard define este escenario como uno de “complejas intersecciones de fuerzas y categorías.” (Richard 1998: 3) Claro que el escenario del debate latinoamericano es muy complicado, con lazos entre el campo y el metrópoli, las personas con el poder y las sin voz. Pero, al fin, este escenario del debate quizás no tiene que ser tan complicado. Las Madres de la Plaza de Mayo no pensaban en el escenario correcto para hacer sus protestas contra la opresión, ellas sabían que necesitaban hacer, y lo hicieron y todavía están haciendo. Entonces, tenemos que tener la misma actitud de ellas, que no hay un escenario específico para el discurso de los problemas de la opresión y la subalternidad, ni hay un tiempo específico. Entonces, aquí y ahora tienen que ser el lugar y tiempo para el debate.